

De todos los talleres de creatividad e innovación estratégica que he realizado, los de mayor repercusión y mejor resultado han sido siempre, sin duda, aquellos que han contado en la selección de sus participantes con líderes valientes que han tomado como criterio básico para la constitución de los equipos de trabajo, la diversidad en los perfiles a colaborar (vaya por delante que el concepto de diversidad que defiendo aquí es absolutamente ilimitado. Jerarquía, habilidades, departamentos, nacionalidades, culturas…).
A la hora de emplear soluciones creativas a la resolución de problemas, no debemos adentrarnos en una senda de búsqueda de aquellas personas que consideremos tienen un talento más creativo. Necesitamos roles diferentes que estimulen su talento entre sí, que se hagan llegar entre ellos más lejos de una forma complementaria y no sustitutiva. Necesitamos una retroalimentación de talento y la creación de un círculo virtuoso de creatividad colectiva.
La diversidad es disruptiva. Nos sorprende. Nos cambia el paso. Nos hace llegar mucho más lejos donde llegaríamos al eliminar rigideces en nuestros esquemas de pensamiento.
Seguro que podemos recordar sin mucho esfuerzo una situación donde nos ha sorprendido la forma distinta de pensar de alguien. Y es probable también, que muy al contrario de lo que pensábamos inicialmente, acabáramos valorando esa diferencia, porque suponía una aceptación consciente de lo que no tendríamos si no fuera en colaboración con esa otra mirada.
Pasaremos así de controlar al que piensa distinto de nosotros a confiar en él. Una auténtica liberación creativa.
“Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”
(Madre Teresa de Calcuta)
Siempre he sido de escribir de forma casi automática. Sin embargo he tenido la suerte de colocar a mi lado personas que me acercan ese concepto de»diversidad», que me hacen aprender y crecer siempre. A veces me dicen que no basta con el diseño, que hay que diseñar dentro del diseño. Otras veces me dicen que nombre ideas de forma que sean «reales» para quienes las puedan leer y favorezcan su recuerdo y aprendizaje.
Debo a esos «maravillosos» seres diversos el final de este post, que trata de ser más «preciso», y más «cercano», y que nombra dos formas de potenciar la diversidad según donde estemos diseñando.
Diversidad-ON
Activar como valor en procesos que requieran creatividad (solución de problemas, innovación, design thinking…) la búsqueda de esa diversidad disruptiva, liberadora y que cataliza la inteligencia individual y colectiva. Busquemos equipos con roles y esquemas de pensamiento distintos.
Un ejemplo. Los «soñadores», «realistas» y «críticos» que Walt Disney utilizaba en sus procesos creativos.
Diversidad-IN
Hemos constituído un equipo diverso, y ahora, ¿Cómo podemos impulsar esa diversidad y superar barreras desde un primer momento de cualquier proceso creativo?
Co-Creación. El diseño de escenarios co-creativos funciona perfectamente para abandonar los prejuicios y creencias limitantes frente a la diversidad. Nos obliga a respetar la idea del otro cuando tal vez no estabamos inicialmente predispuestos a ello. La profundidad del resultado desarrollará una de nuestras cualidades de autocontrol emocional más apreciable, la flexibilidad y la adaptación.
Y para constituir las bases de esos escenarios de co-creación, dos claves simples a imponer:
-Evitar los «peros», que intentan oponer fundamentos propios a ideas diferentes de otros.
-Impulsar los «y además», que parten de un discurso positivo de aceptación de la idea contraria y tratan de completarla de alguna forma.
Diversidad creativa, creatividad diversa.